Comenzaba a clarear cuando escucho los pasos y la primera flecha, el sabía que venían por ellos, ya no había otro camino, ni para donde huir, la abrazó fuerte y esperó ...

Cuando ella despertó, lo vio lleno de flechas, lo vio desangrado lo vio con los ojos cerrados y una sonrisa, aferrado a su cuerpo, ella soltó una lágrima, pero sonrió, supo que al fin, él había logrado hacer algo bueno aunque le costara la vida.

Señores, ayer por la noche decidí que nos vamos todos.

Juez, disculpe, pero mi sobrina no sabe volar.

Lo siento, los que no puedan o sepan, se quedarán aquí, no podemos hacer nada, ni tu, ni yo, ni todos juntos podemos detener el cambio.

Pero Juez, su madre, ya está anciana, hace tiempo que sus alas se las comió el sol.

Lo se, y es verdad que lo siento mucho.

Entonces el plan es llegar al sur, volveremos un dia, y como todos los años, volaremos en “V”

Y así partieron los patos.