Para dejar de vagar con la falsa sonrisa,
y romper el crisol con martillos sonoros.
¿Para que quiere un payaso un final feliz,
si con sólo pintura puede estar contento?
No somos muertos que comen muerto,
somos vivos amargos, un festín de circo,
un trapecista que salta de rama en rama
sin encontrar descanso, sin encontrar hogar,
contorsionista del viento, seguidor eterno de figuras
inexistentes, siguiendo cada melodía, cambiando
sus partes de lugar como un rompecabezas,
porque no es nada, sólo es forma y figura dentro de algo
y cuando ese algo tampoco existe, no queda nada, sólo
festín de circo.

Juegos de niños.


Sentados a la orilla del mar, reímos, vos de mi yo de ti y de todo lo que estás haciendo. Pareciera que llevamos años creando y vistiendo castillos de arena, expertos sin función, arquitectos de lo que el mar desaparece por las noches.

Un beso en la mejilla y mis primeros pasos para escapar de vos, tu corres, me atrapas y me tiras a la arena, una sonrisa me dice que estas bien, que todo va bien, que ya aprendiste a pelear, incluso mejor que yo.

La escena desaparece y se diluye entre la espuma.

Tu llorando y yo riendo de que te estoy apretando contra la cama, ambos a punto de comenzar el camino, ambos llenos de energía y protestas de vieja televisión.

Las sabanas hacen su juego, viejas memorias van recorriendo cada uno de los suaves cuadros, recuerdos de fotografía en colores ocres, años distantes de las viejas peleas.

Llega ella, nos sonríe a ambos y me levanta de ahí, nos ofrece un dulce, una caricia, y lo primero que conocimos de amor, quizá el único verdadero, quizá el único eterno.

El vuelo del viento al mecer de la tela desaparece las lágrimas, el llanto se convierte en canto y tras una máscara nos escondemos entre la gente, bolsos llenos de fantasías y sonrisas.

La máscara no me esconde de vos, ni la que tú llevas de mí, la música retumba en las paredes de mi mente. Pasos austeros del tiempo que nos separa y une con un encanto de cuento de hadas. El resto de las caras parece no distinguirnos uno de otro, parece siempre tratar igual, extraña amalgama de sensaciones, placer e impotencia, por no saber, por no querer, por no sentirnos únicos y solos.

Aun falta mucho me susurra el destello de una flor lejana, aun quedan tantas lunas, quizá por decisión ya no pueda seguir, quizá por ambición tampoco lo haga, pero sé que siempre estaremos juntos, que siempre habrá la manera de encontrar la forma.

Somos sólo siluetas de mentes errantes, somos sólo un dejo de sangre, y siempre habrá preguntas, quizá algunas tengan respuesta, quizá otras sea mejor dejarlas ahí, y quizá otras se vuelvan solo recuerdos para tener algo que contar cuando llegue el fin.

que extraños cuentos nos dejó Dios,
nos hablan de tantas cosas que no conocemos
que complicadas reglas seguimos
los patrones, las rutas, los hombres.
Disfrutamos de nombrar las cosas, de tratar de entenderlas
la creación, las bienvenidas, los relatos cortos, todo entre fuegos fatuos,
excelsos enemigos de realidades apócrifas,
¿Qué es real?, ¿Qué es imaginario?
Porqué ponerle un límite a la locura,
extraños seres somos, tan tristes, tan relegados de nosotros mismos.
siempre obligados a delinquir fraternalmente,
excusas, temores, olvidos forzados
sonrisas de pantomima, remedos de antifaces
aprender a vivir entre otros de nuestra especie
humanos sin lógica, difícil vía, arduo paso.

Nov. 14

Origami

Viviendo de ejercicios mentales, de sueños mortales y pesadillas de estropajo.
Las letras recorrían el horizonte, el ser humano se perdía buscando.
Entretenidos un segundo, las almas fáciles entrañaban miradas.
Sin nombres ni números personales sabiéndose conocidos los iracundos momentos disfrutaban de libertad de credo.
El escondite perfecto, el más allá, contaba en su recorrido el susurrante martirio del agua que baja constante sobre la pendiente.
Nadie quería estar ahí demasiado tiempo, el tic tac de la soledad.
El murmullo de las miradas sobresalía, harto del origami, el suicidio fue la clave perfecta para quitarle el estrés de los ejercicios mentales y las pesadillas de estropajo.

¿Qué habrá sido de ti?

Trato de recordar pero sólo la encuentro a ella. ¿Que habrá sido de ti? De niñas íbamos juntas a la escuela. Recuerdo haber decorado mi comedor para su cumpleaños. Qué risa, nos gustaba el mismo niño de quinto y en esa fiesta jugando a la botella yo le di un beso y ella se enojó conmigo. Recuerdo cuando forrábamos los cuadernos con las fotos de las revistas, siempre juntas. Nos comprábamos ligas del mismo color en la tienda de enfrente de la placita. Jugábamos a las Barbies; ella tenía la casita yo tenia al Ken y el carro.

En secundaria nos separamos, sus padres se tuvieron que ir de la ciudad, y a esa edad ella no podía hacer nada.

Hace unos años ella me encontró por casualidad, yo estaba llorando en la banca de enfrente, por tu culpa, siempre por tus errores y mis defectos. Ella se acercó y dijo mi nombre. Yo muy apenas la reconocí entre mis lágrimas pero me sacó una sonrisa, se sentó junto a mí y me abrazó como si nunca se hubiera ido.

Le platiqué de ti, me escuchó toda la historia, se quedó mirándome y dijo: déjame ayudarte a olvidarlo. Yo no tenía ganas de pelear. Me tomó el rostro, se acerco a mis labios y me besó. Tú ya no apareciste y si fue así no lo recuerdo. Ella se las ingenió para reescribir mi historia, aparecerse en mi niñez, darme el primer beso, decirme el primer te amo.

¿Qué habrá sido de ti? Quién sabe.

Tengo que correr porque dejé la comida calentándose, tengo que correr porque dejé mi vida en pausa para voltear hacia atrás y antes de que se me olvide, gracias por presentármela, de no ser por tu olvido, jamás la hubiera recordado

* Edición, revisión, corte y confección: ita, (gracias por el tiempo y sorry las molestias).

Con una muerte


Tus ojitos tristes, tu sonrisa caída, el sombrero inclinado, la falda negra, y sin tinte en los labios. pasaste esa tarde, cuando las sombras largas nos envuelven la rutina, doblaste en la tercera esquina, a la izquierda. seguro escuchaste mis botas, volteaste, y con la mirada llorosa, me dijiste lo siento, yo te había perdonado desde antes, eso de esconder a tus amantes no es lo tuyo, me acerqué a abrazarte, a decirte que no había problema, pero me ganó la ira, me ganó el orgullo, sobre todo me ganó la necesidad de tenerte conmigo, me ganó la noche y la simple verdad, es que no iba a dejarte ir, y ahora vives conmigo, a desgana, pero para siempre, las cadenas te dejan huellas en las muñecas, en los tobillos, ya llevas 5 años que no uso el cinto contigo, ya llevas 10 que no tratas de escaparte, y mira que te lo han propuesto, pero aun así no puedo confiar en ti, se que en cualquier momento estarías dispuesta a deshacerte de mi , a ganarte la libertad con una muerte.

Comenzaba a clarear cuando escucho los pasos y la primera flecha, el sabía que venían por ellos, ya no había otro camino, ni para donde huir, la abrazó fuerte y esperó ...

Cuando ella despertó, lo vio lleno de flechas, lo vio desangrado lo vio con los ojos cerrados y una sonrisa, aferrado a su cuerpo, ella soltó una lágrima, pero sonrió, supo que al fin, él había logrado hacer algo bueno aunque le costara la vida.